PelandusKa

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El blog de mi escarabajo pelotero

lunes, 23 de abril de 2007

Me lo dijo Pérez, que estuvo en Mallorca (I)

Día +126. Kilómetros = 7.095

Viaje interesante el que me pegué este fin de semana (parte de mis vacaciones atrasadas de Semana Santa). Como había prometido a un amigo tocaba ir a Mallorca... y qué mejor que coger un ferry y cruzar el charquito con mi moto.


Salí de Lleida el miércoles por la noche para pasar la noche tranquilito en Calafell (a menos de una hora de Barcelona), no era cuestión de pegarse un madrugón para coger el ferry (aunque salía a las cuatro de la tarde). Tras 125 kilómetros llegué tranquilito para ver la tele, dormir y salir al día siguiente fresquito y sin ningún tipo de prisa.


Así pues, al día siguiente partí para Barcelona para desayunar y tomar una comida ligera con una amiga, Mariona, a la que no veía desde hacía unas cuantas semanas. Comidita en un tranquilo restaurante italiano (macarrones y muslito de pollo con un pan neonato y agua mineral).



Pese a que el barco no salía hasta las cuatro, quería estar en el puerto con una hora de antelación (los ferrys rápidos como en el que iba a montar, el Milenium Dos de Transmediterránea-Acciona solo hace falta estar media hora antes) para no tener ningún tipo de problema ni con la tarjeta de embarque ni con el aparcamiento de la moto en el buque.


Como ya se sabe, nada más llegar a la zona de embarque el descontrol era bastante grande, aunque menos mal que me lo tomé con calma. Allí te malinformaban los operarios, no te decían nada claro dónde debía dejar la PelandusKa para embarcar. Lo que hice fue pegarme a dos alemanes en sendas BMW y seguirles al pie de la letra lo que hicieran (menos mal que no les dio por tirarse al agua).



Cuando llegó la hora metí la moto como me dijeron. No vi cómo la ataron hasta que llegamos a Palma, lo cual no me molestó porque al menos pusieron una revista entre la cincha de embarque y el asiento, cosa que no hicieron en el viaje de vuelta (ha quedado una marquita, los muy....)



¿Qué puedo decir del barco?, pues que es un catamarán de lineas pulidas, 47 nudos de velocidad máxima que hace el recorrido Barcelona-Palma en menos de cuatro horas (los ferries normales lo hacen en ocho!!!). Como estaba con billete general me acomodé en un asiento de estos de autobús con vistas a babor, así veía las maniobras de desatraque.


La sensación de velocidad solo la aprecié cuando me dio por mirar como cortaba las olas el buque (daba una ligera sensación de mareo pero poca cosa más).



No se veía un alma en la mar, tan solo al llegar se intuía la isla de Mallorca entre una ligera bruma que se fue transformando en el ocaso del día. Las fotos que saqué a la llegada son de postal (lástima el grueso cristal de la ventana exterior y la mala calidad de la cámara que tengo).Al bajar a la bodega me encuentro que el suelo está inundado y hay un pestazo a salitre que pa qué... Por lo menos la moto no estaba en el suelo.



Tras hacer la llamada receptiva a mis amigos Gachon y Paquita (y Gachoncete, el pequeñín de la familia, tan solo 24 meses), éstos me esperaron a la salida del barco y me llevaron al hotel en el que me alojaba, el Hotel Linda, en Can Pastilla, a las afueras de Palma. Qué curioso, allí me encontré a mis dos teutones a los que seguía en todo lo que hacían. Cuando me vieron sonrieron y me dijeron algo parecido a Hola!... estos guiris...



No había ocasión de hacer muchas cosas ya que ya eran las 9 de la noche, por lo que descargué mi escaso equipaje en el hotel y me fui a cenar con mi simpática cuadrilla de amigos, un par de horas de amena charla y para el hotel, que al día siguiente empezaba mi odisea por la isla a lomos de la PelandusKa.

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